Pabel Muñoz en entrevista con diario El Tiempo de Colombia
El Foro Mundial de ciudades WUF7 reúne en Medellín a las cabezas de planeación y desarrollo urbano de diferentes países del mundo. Una de ellas es el secretario nacional de Planificación y Desarrollo de Ecuador, Pabel Muñoz, quien en entrevista con EL TIEMPO reveló el éxito del modelo de planeación en su país, con el que se ha logrado no solo reducir el índice de pobreza, sino también la brecha entre ricos y pobres.
A propósito del tema inequidad urbana, centro del debate en el encuentro de ciudades, Muñoz resaltó cuáles son las claves en la reducción de la desigualdad en ciudades como Quito.
¿Cuál es la bandera del modelo de planeación ecuatoriano?
Haber recuperado las facultades esenciales del Estado. Lo que hemos hecho desde que llegamos a este gobierno, en 2007, es recuperar esas facultades, y la más importante, que es la de planificar. La bandera es la recuperación del Estado y de la autoridad pública y la planeación.
¿Cuál ha sido el logro estrella?
Haber dejado atrás una planeación sectorial. No hacemos una planeación desde ningún sector particular, sino que definimos 12 grandes objetivos y estos tienen una contribución de los distintos sectores, lo que significa que trabajamos intersectorialmente. Lo segundo es que tenemos un núcleo conceptual que tiene que ver con transformar el régimen de acumulación, el modelo económico.
¿Cómo se logra el equilibrio entre esos objetivos?
Cuando Joseph Stiglitz vino a conversar con nosotros en el Ecuador, decía que este era un elemento fundamental: no concebimos el esquema de desarrollo nacional si no es con un asiento de participación ciudadana y de poder popular. Además, nuestra planificación tiene elementos medibles.
¿Cuál es el éxito de esa planeación?
Somos el país que más invierte en el conjunto de América Latina en inversión pública. Según la Cepal, en el año 2012 el promedio de países latinoamericanos invirtieron el 4,5 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) en inversión pública y nosotros el 13 por ciento. El año anterior invertimos el 15 por ciento del PIB en eso, y esto es evidentemente un motor que ha dinamizado el desarrollo nacional.
¿Y cuál es el papel que juega entonces la inclusión?
Tenemos una perspectiva de gobernar para todo el país, pero con una clarísima vocación de privilegiar los intereses de las clases pobres, marginadas, excluidas de la sociedad ecuatoriana. Haber tomado esa decisión nos ha significado que seamos el tercer país en América Latina que más ha reducido pobreza en estos siete años y el que más ha reducido desigualdad. Hemos disminuido pobreza, achicado la brecha entre ricos y pobres y hemos mejorado el nivel de igualdad. Creemos que una base fundamental del sostenimiento de esos logros es el poder popular.
¿Cuál es el mayor desafío?
Yo diría que tenemos varios. La erradicación de la pobreza, mientras tengamos niveles de pobreza elevados, al menos mientras tengamos una persona pobre en el país siempre será el objetivo prioritario ese. Además, cambiar la matriz cognitiva, cambiar el sistema educativo, lo que estamos haciendo en creación de talento humano es muy fuerte, una inversión como nunca antes en nuevas universidades públicas.
¿Han tomado algún modelo de otras ciudades?
Sería vanidoso decir que no nos hemos fijado en algunos otros modelos, pero lo que sí tenemos claro es que no podemos copiar un modelo de un país a otro. A nuestro juicio, esa es la fórmula del fracaso. Sí nos hemos fijado en experiencias y tomamos lo que pueda servir de estas experiencias para el caso ecuatoriano.
¿Cómo se combate la inequidad urbana desde su papel?
Creemos que es fundamental en estos tiempos pensar en una revolución urbana, en la ciudad como un derecho, que los habitantes podamos tener adecuada prestación de servicios básicos, que la ciudad pueda ser pensada con un sentido público y no de lo privado.
¿Cuál es la ciudad modelo en Ecuador?
Pregunta difícil. Hay ciudades de muy diferentes características, pero por ejemplo Quito tiene una ventaja, allí hay una importante cobertura de servicios básicos, tanto agua potable como alcantarillado superan el 90 por ciento. Otros modelos, como Guayaquil, privilegiaron a una ciudad embellecida antes que a una ciudad que garantice derechos, sin decir que no sea importante la parte estética de las ciudades, porque Quito me parece una ciudad lindísima.
Apuesta por la educación
La primera ciudad planificada del Ecuador se llama Yachay, la ciudad del conocimiento. Se van a invertir mil millones de dólares en esta gran apuesta que pretende llevar a los mejores estudiantes del país a estudiar allí. “Es una sede de desarrollo económico especial, una ciudad que va a dar incentivos a que se asiente un conjunto de inversiones que les apuesten a la innovación, la ciencia y la tecnología”, explicó Muñoz.
MARIA LUISA TABARES
Redacción Internacional
Fuente: http://www.eltiempo.com/